
Sin lugar a dudas, ROSARIO parece ser un lugar encantador. Una ciudad de la vecina provincia de Santa Fe que exhibe una belleza urbana interesante. En esta época del año, el calor y la humedad no faltan... pero a orillas de su custodio, el Paraná, los atardeceres son pacíficos. Mirando de frente a Entre Ríos, no es raro ver pasar unos cuantos barcos que vienen y van (un suceso al que una cordobesa no está muy acostumbrada); también son protagonistas los pescadores con su paciencia admirable y los aventureros que se animan a los deportes acuáticos.
La costanera tiene muy buena fama... tanto que se puede decir que es una de las perlitas de las que se puede disfrutar. Es uno de los lugares de esparcimiento y recreación preferidos por la gente: familias enteras mateando, chicos en bici, abuelos, padres y hasta los enamorados eligen aprovechar su tiempo de ocio a orillas del río. No falta algún que otro graffiti, pero dentro de todo, la costanera es valorada y cuidada.
Otro hecho que llama la atención a una forastera cordobesa es la abundancia de agua; la sombra de la sequía y los incendios parecen ser la última de las preocupaciones de un rosarino. El verde predomina. La ciudad se expande en el corazón de la región pampeana.

Una vez dentro del Monumento propiamente dicho, aparecen repetidos homenajes simbólicos al creador de nuestra bandera. Pagando un boleto muy accesible de $3 se puede acceder al mirador. Aunque en los días de mucho calor la subida pueda resultar un tanto asfixiante en el ascensor, vale la pena llegar hasta arriba. Desde allí se puede apreciar una vista panorámica de Rosario eligiendo desde qué punto cardinal observar.
El monumento se erige haciendo honores a la bandera celeste y blanca, a esa que está "alta en el cielo". Y todo ese lugar tan representativo para la Nación, aquella porción de orilla donde años atrás se izó por primera vez la bandera argentina, convive casi escondido entre modernos edificios y demás detalles de la urbanización.
La cuna de Messi, Fontanarrosa, Olmedo y Fito Paez no está tan lejos; solo es cuestión de animarse a conocerla.